martes, 6 de marzo de 2018

KAGEMUSHA, de Akira Kurosawa. (1980)

Los impostores tienen su atractivo. Eos tipos, que ponen su empeño en fingir que son lo que no son e incluso adoptan unos valores que no son para nada los que les corresponderían, siempre me han fascinado.





Argumento:

Japón, segunda mitad del siglo XVI. Un daymio ( señor feudal) basado libremente en Takeda Shingen muere mientras ataca al aspirante a shogun Ieyasu Tokugawa ( "Haré que el pájaro quiera cantar") mientras sitia uno de sus castillos.
Por supuesto, en esta guerra de alianzas cambiantes, los enemigos del clan Takeda no deben saber que el feudo está vacante, así que el hermano del finado, Nobukado, hace un trato con un condenado a muerte por robo de gran parecido con Shingen. Por espacio de tres años, él interpretará el papel del daymio.
Durante tres años este hombre engaña a las concubinas del que fuera su señor y a los criados, inspira a los samurais de bajo rango y no causa problemas a Nobukado, ante quien debe responder en secreto.
El problema es que el feudo ha recaido en las manos de un hijo desheredado de Shingen, Takeda Kitsoyori, un petimetre incapaz de escuchar los consejos de sus asesores militares, y decide atacar las fuerzas combinadas de Oda Nubunaga (Esperaré a que el pájaro quiera cantar) y Tokugawa, que acaban de tomar Edo, la capital.
El impostor se atreve a arengar las tropas de su clan montado en el caballo favorito de Shingen, con tal mala suerte que se cae durante una carga. Los bushi lo llevan a retaguardia y descubren que no tiene las heridas de katana de su señor. La impostura está descubierta, y Kitsoyori lo expulsa del castillo Takeda.
El hijo decide participar en la batalla de Nagashino (1575) con sus samurais y envía carga tras carga sin el menor sentido de la táctica militar. El impostor participa. La última escena lo muestra acribillado por docenas de balazos de arcabuz, agonizando mientras sostiene un estandarte del clan Takeda, interpretando un papel al que llegó por supervivencia pero que hizo suyo. Una segunda piel de vida cómoda y de una muerte gloriosa que por su status no le correspondería.

PARA VER:

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