viernes, 17 de noviembre de 2017

Las momias egipcias.

¿Cómo hacer que un cuerpo dure 3000 años? Nadie como los sacerdotes egipcios para garantizar a un faraón la inmortalidad entre los dioses. Gracias a la tecnología, cada día conocemos mejor sus secretos. Le presentamos el ritual de la muerte egipcia como nunca se había visto.

Lady Hor dejó de ser mujer para convertirse en un hombre, sin que mediara ninguna operación de cambio de sexo. Los egiptólogos simplemente sometieron a la momia a una tomografía axial computerizada (TAC) en un hospital de Nueva York. Desde que fuera descubierta en 1937, en Tebas, Ladu Hor aparecía en los catálogos como una momia femenina, ya que su sarcófago carecía de barba ornamental, algo obligatorio en los "ataúdes" masculinos. En la tomografía se apreciaban escroto y pene bien preservados.

Los antiguos egipcios consideraban que las almas de los difuntos embalsamados se dividían en tres partes con diferentes funciones: el ka,el ba, y el aj.

El ba era representado bajo la forma de un pajarillo con rostro humano. Representaba la capacidad del difunto para cambiar de forma y participar, aunque fuera como espectador, de los avatares de los vivos.

El ka era la fuerza sobrenatural que permitía al difunto disfrutar de la vida de ultratumba. Se decía que los faraones tenían hasta cuatro kas distintos. El ka permitía llevar una vida parecida a la de los vivos si se cumplía escrupulosamente con los rituales prescritos durante el embalsamamiento. La tumba era la residencia del ka, al que se le alimentaba simbólicamente con carne embalsamada y ofrendada regularmente.

El aj representa la idea de la fuerza divina. Estaba representado bajo la forma de un ibis. Este elemento sobrenatural permitía recorrer la distancia entre el mundo de los vivos y el Más Allá.

El embalsamamiento era un regalo que el dios Anubis hizo a los mortales. Los sacerdotes y esclavos de la Casa de la Muerte primero extraían el cerebro, al que consideraban un órgano totalmente inutil, por un orificio en la nariz con la ayuda de ganchos. Se rellenaba el hueco con una mezcla de alquitrán, semillas y aceite de cedro. A continuación se hacía una incisión en un costado por la que se extraían los intestinos para limpiarlos y purificarlos con aceite de palma y sustancias aromáticas. Tras rellenar el hueco dejado por las tripas con mirra pura, canela y otras especias, se cosía y salaba el cuerpo, recubriéndolo con natrón durante 70 días. Luego se vestía con ropajes, se vendaba con vendas de lino, se introducía en un sarcófago y se trasladaba el cuerpo a la cámara funeraria.


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