jueves, 14 de septiembre de 2017

La revuelta de los marineros de Kiel. Empieza la Revolución Alemana.

Kiel, Alemania. 4 de noviembre de 1918. El amotinamiento general de la marinería se convierte en la Revolución Alemana.

El tiempo se acababa. La Marina de Guerra alemana tenía que medirse con la Royal Navy por segunda vez antes de que terminase la Primera Guerra Mundial. En 1916 los cruceros de batalla germanos habían librado la batalla de Jutlandia. Los cruceros alemanes habían demostrado ser superiores a los británicos, hundiendo tres embarcaciones por cada una de las de la Kaiserliche Marine. Pero el Kaiser no explotó la victoria y envió la poderosa flota alemana a sus puertos de atraque. Era muy duro ver a esos capitanes y almirantes ordenar tareas de manteniento e instrucción para las tropas mientras miles de hombres luchaban en las sangrientas y enfangadas trincheras, sn ser capaces de acercarse a París un metro más.
Alemania no tenía tradición naval. No había sentido la necesidad de construir una flota para explorar y comerciar, a diferencia de lo que habían hecho los portugueses, los españoles, los ingleses y los holandeses. Había llegado a la aventura colonial tarde, y ahora intentaban resarcirse de siglos de desidia. Para conseguirlo, necesitaba una poderosa flota, capaz de competir con la Royal Navy, y casi la habían conseguido a principios de 1914 gracias al gran desarrollo tecnológico de Alemania.
Tras dos años de inactividad, en 1918, el almirante Scheer había planeado atacar a los cruceros ingleses en sus puertos, antes de que el nuevo primer ministro del Kaiser, pacifista, firmase un armisticio.
Pero por desgracia para Scheer, los valores castrense de la pequeña nobleza, los oficiales, habían sido sustituídos por las de las masas anónimas de obreros y campesinos, para las que la guerra era un capricho burgués que ellos pagaban con sus vidas. La guerra se había democratizado e industrializado.
El 24 de octubre se dio la orden de salir del puerto a las embarcaciones de Guerra, y la flota empezó a zarpar, pero el día 29 los marineros del Türingen y del Hegoland se amotinaron. El plan para atacar los puertos ingleses se frustró porque Scheer ordenó a las naves que aún mantenían la disciplina que volviesen a puerto. Los amotinados se rindieron, al ver los cañones del resto de la flota apuntando sus cubiertas, y 47 de los cabecillas fueron arrestados y enviados a Kiel, al Cuartel General de la Flota de Alta Mar para un consejo de guerra.
De inmediato, la solidaridad con los detenidos, y la impresión de que los oficiales llevaban las cosas demasiado lejos, hicieron que más marineros se amotinaran. Una delegación de marinos fue a entrevistarse con los iniciadores del motín, pero al serles denegado esto, acudieron a la Casa Sindical, donde orquestaron nuevas acciones de protesta con los trabajadores de los astilleros.
Estalló el pánico en la Cancillería de Berlín. Todo el mundo recordaba la rebelión de Odessa de 1905, cuando se amotinaron las marineros del acorazado Potemkin y que los marineros militares de la base de Kondstatd, junto a Petrogrado, habían tenido en octubre de 1917 un relevante papel en la Revolución Rusa y el asalto al Palacio de Invierno. Los gobernantes no querían que el fantasma de la Revolución, ante un Gobierno incapaz de satisfacer la demanda de paz del pueblo, cabalgase por Alemania.
El Gobierno reacciona con el cierre de la Casa Sindical de Kiel, con lo que las protestas y los mitines espontáneos se trasladan a las calles. El pueblo se ha unido a los marinos de guerra y ahiora piden Paz y Pan, es decir la salida de Alemania de la Primera Guerra Mundial, el armisticio.
El 3 de noviembre, un teniente naval ordena disparar contra los manifestantes, solo que los marineros sublevados también se han llevado sus fusiles y pistolas al acto y hay un tiroteo. Varios manifestantes mueren. El oficial también es alcanzado.
Antes de una semana la revuelta se ha extendido a Berlín, con los espartaquista de Rosa Luxemburgo, a las fábricas de la cuenca industrial de Ruhr y a Babiera. El Kaiser lamenta el día en que invadió Bélgica, por el precio que está pagando Europa, y dimite. Pero esa es otra historia.

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