martes, 19 de septiembre de 2017

El ministerio del tiempo se enfrenta a la censura franquista.

Año 1961. La película VIRIDIANA no ha conseguido pasar la censura por culpa de uno de los censores, Pitaluga, un pobre hombre que trampea su bajo sueldo de censor como vendedor de enciclopedias y estilográficas. Pacino intentará saber quién le está presionando y creará un beneficio económico paralelo mediante información reservada acerca de cómo ganar una quiniela de fútbol. VIRIDIANA cruzará la frontera francesa, ganará la Palma de Oro de Cannes, y provocará el despido y las dimisiones de todos los funcionarios el Ministerio de Cultura implicados.
Por su parte, Irene Larra, la jefa de personal del Ministerio, se enfrentará a los fantasmas de su pasado en forma de una familia que no está preparada para aceptar su lesbianismo, y un marido autoritario que no está dispuesto a ser humillado y contradecido en público por su esposa.

Un poco de cine:

VIRIDIANA era el cartucho con que la dictadura franquista trataba de lavarse la cara frente a un mundo cambiante, que dejaba atrás los valores de la supuesta España Eterna. Silvia Pinal interpreta a Viridiana, una novicia que deja el convento y se va a vivir con un tío suyo (Fernando Fernán Gómez). El tío está obsesionado con el parecido de la muchacha con su difunta esposa y trata de violarla, pero en el último momento no se atreve.
Como algo tiene que hacer, le dice a su sobrina que los abusos sí se han consumado y que las puertas del convento están vedadas para la muchacha. La chica se resarcirá de sus fantasmas - qué curioso, no siquiera es consciente de que su himen sigue intacto - dando alojamiento y comida a unos mendigos, que la roban y maltratan.
El Observattore Romano, periódico del Vaticano, calificó la película como blasfema porque se mostraba a los doce mendigos como un trasunto de los doce apóstoles. Desde luego, estaban lejos de la miseria glamurosa de los libros de estampitas de la época. Y es que VIRIDIANA criticaba el buenismo, la caridad por la caridad, frente a la verdadera cara de los miserables y sus carencias. Ser morales es a veces una cuestión de estar bien alimentados.
Franco ordenó que se destruyese la cinta original pero Silvia Pinar la llevó de contrabando a México. En España no pudo exhibirse en una sala pública hasta 1977, después de la muerte de Franco. Y aún así se decía que se trataba de una producción mexicana, en lugar de una coproducción franco española.

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