jueves, 31 de agosto de 2017

Las primeras ciudades.

¿Por qué de todos los homínidos sobrevivimos los Homo Sapiens? El reconocido profesor Yuval Harari lo atribuye a que fuimos capaces de trabajar en grupos de miles de individuos.

Primero se trató de modestas aldeas, luego poblados amurallados o rodeados con una empalizada y, por último, ciudades de miles de habitantes, hacia el año 3.500 a de C, con grandes templos y un poder centralizado.
Los Homo Sapiens descubrimos el lenguaje complejo, lo que dio paso al pensamiento simbólico, y de ahí a la religión y a la cultura distintiva, verdaderos pegamentos sociales. Mientras que otros homínidos y simios se disgregaban en grupos más pequeños cuando el medio era rico para evitar fricciones entre los machos alfa, los Sapiens empezamos a colaborar. Si otro grupo nos atacaba sabíamos repelerlo. Si las presas se volvían más grandes o más rápidas discurríamos mejores maneras de cazarlas mediante el lenguaje. Y las transmitíamos de generación en generación, lo que tuvo dos consecuencias: descubrimos que era mejor trabajar en equipo y creamos una cultura.

Algunos dicen que la ciudad más antigua del mundo que aún sigue en pie es Jericó en Palestina, con más 10.000 años. Otros apuntan a Eridu, en Irak, con unos 7.500 años. Y otros estudiosos defienden que el primer asentamiento que recordase a una ciudad es Uruk, a 225 kilómetros de la actual Bagdab, constituída hace unos 6.000 años. Pero durante mucho tiempo Uruk fue una aldea son la mayor trascendencia, por lo que ignoramos cuando dio el paso definitivo a la cultura urbana.
Pero fue en la actual Irak donde florecieron tres de las civilizaciones más importantes de la época de los primeros imperios: Babilonia, Asiria y Sumeria. Es entre los ríos Tigris y Eúfrates donde da el pistoletazo de salida muestro modelo de civilización.
Se puede considerar a Uruk una ciudad porque es un espacio delimitado por murallas en torno a unos centros espirituales y político- administrativos, con un rey, con nobles y sacerdotes, un cuerpo de escribas, una clase media formada por comerciantes y artesanos, y con esclavos para hacer los trabajos físicos más pesados.
Las técnicas para convertir los recursos del entorno circundante en comida para alimentar la creciente población y así mantener alejado el deseo de organizar revueltas contra el poder está en la base del éxito del modelo cooperativo urbano. Los recién llegados no tenían derechos en las primeras ciudades hasta que consumían pan y bebían cerveza, alimentos procesados gracias al esfuerzo de varias personas.
Uruk está en una llanura. Se suponía que los dioses vivían en el cielo, que los hombres no podían transformar a su antojo. Por eso los zigurats, pirámides en cuya cima había un templo y un observatorio astronómico tenían forma de montañas. Por el contrario las pirámides de Egipto representan los rayos solares al caer sobre la Tierra fecundándola.
Otra de las necesidades de tener que organizar una proto ciudad es la de inventar las matemáticas, y como consecuencia posterior la escritura. Tanto Egipto como Sumeria inventaron su escritura a la vez. A finales del cuarto milenio a de C, nacía la escritura cuneiforme, llamada así por la forma de cuña de sus signos.
Al principio es un medio de llevar la contabilidad pero más tarde se convierte en una forma de narrar historias, como el Poema de Gilgamesh, una de las obras de ficción más antiguas que se recuerdan, sobre un rey que se codeaba con los mismísimos dioses y que partió en busca de los límites de su destino.

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